Blog¿Cómo han mejorado nuestra vida los test de flujo lateral?

https://biolanhealth.com/wp-content/uploads/2021/11/¿Como-han-mejorado-nuestra-vida-los-test-de-flujo-lateral.png
noviembre 9, 2021Por BIOLAN HEALTH

Más de 60 años de historia llevan a sus espaldas los test de lateral flow. Esta tecnología emergente que, a día de hoy, se ha convertido en clave para la detección rápida de COVID-19, lleva más de 6 décadas siendo el eje principal de cientos de dispositivos que encontramos a nuestro alcance en el día a día.

El fundamento principal de la tecnología de Lateral Flow se remonta al año 1956, pero no es hasta 1959 cuando los científicos Rosalyn S. Yalow (biofísica) y Solomon A. Berson (físico/endocrinólogo) proponen trasladar los conceptos del entonces ya conocida cromatografía directamente al papel. En este entorno se diseña el primer test rápido basado en papel para detectar insulina en plasma. Esta invención tuvo mucha repercusión en el ámbito hospitalario e hizo que poco a poco esta tecnología se expandiera y se aplicara tanto en el diagnóstico de enfermedades infecciosas y cardiovasculares como en la detección de biomarcadores de cáncer y patógenos de la comida, entre muchas otras cosas.

A lo largo de los años, el formato fue mejorando: se encontraron papeles más adecuados para esta aplicación (nitrocelulosa), las máquinas de producción cada vez eran más robustas, la fabricación de anticuerpos era más continua y la sabiduría y el conocimiento sobre la tecnología Lateral Flow creció exponencialmente. Todo esto hizo que se pudieran comercializar los primeros productos basados en Lateral Flow a finales de los 80.

En estos más de 60 años de vida, el test de embarazo se ha convertido en el más conocido de los productos comercializados basados en la tecnología protagonista; nacido del inmenso interés histórico que producía la orina ya que es una matriz idónea para el diagnóstico médico no invasivo. El funcionamiento del test de embarazo no es complicado: una mujer embarazada es capaz de producir una hormona llamada gonadotropina coriónica humana (hCG), la cual es detectable por anticuerpos específicos que reconocen diferentes regiones de esta hormona. Si una mujer no está embarazada, no se segregará esta hormona y, por consiguiente, no habrá reacción química de reconocimiento anticuerpo-hormona, resultando en un test negativo.

Miles de productos han sido lanzados al mercado con este mismo funcionamiento (Tabla 1.), los cuales han sido cruciales para la mejora de la sociedad y la extinción de ciertas enfermedades en el mundo. Es el caso de la epidemia que causó el virus de Ebola en los años 2014-2015 en el oeste de África (3) y la pandemia que estamos viviendo en la actualidad con el Coronavirus. Al principio de ambas epidemias, el diagnóstico tanto del Ebola como del Coronavirus sólo se basaba en los resultados de una PCR (siguiendo las recomendaciones de la OMS), una tecnología muy fiable, pero a la vez muy lenta y cara. Esto hacía que los hospitales se demoraran a la hora de dar el diagnóstico y, en consecuencia, la expansión del virus era más fácil (ya que el aislamiento no era instantáneo). Cuando se pudieron comercializar los test rápidos de detección (baratos y sin necesidad de equipamiento específico), este problema fue disminuyendo en ambos casos, pues los positivos se diagnosticaban al instante y se aislaban de la población sana, repercutiendo así en la parada en la expansión de los virus en la sociedad.

Tabla 1. Ejemplos de formatos multiplex modernos de inmunoensayos de flujo lateral (LFIA) para el diagnóstico de enfermedades infecciosas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por todo ello, los test rápidos basados en la tecnología Lateral Flow han sido y serán herramientas indispensables para ofrecer un diagnóstico médico personalizado, rápido y eficaz mejorando la calidad de vida de todos nosotros.